Peña de Bernal. El monolito más grande del mundo, y el ‘monte’ al que más veces he subido en mi vida.

Bernal y la peña del mismo nombre se encuentran en el Estado de Querétaro; más o menos en el centro geográfico de la república mexicana. Aunque lo detallaré más adelante, es muy fácil llegar desde Querétaro capital o alguna de las ciudades cercanas. También puedes escaparte hasta allí desde la propia Ciudad de México; aunque para ello te recomiendo reservar mínimo 2 días, y así aprovechar para visitar algo más de los alrededores. 

Este día Mikel cumplía los 30. Casualmente.

Tengo que pararme a pensar, cada vez que me planteo cuantas veces he subido a la Peña de Bernal. 1… con Diego nada más llegar a Querétaro; antes siquiera de instalarnos definitivamente, 2… cuando vino Ivan a visitarnos, 3… el día de excursión con Ogi, Germán y los perritos, 4… la vez que hicimos de guías para Jorge; un compañero de trabajo de Mikel, 5… ¿a la quinta va la vencida? por fin subimos hasta la cruz, con Izaro y Fernando por la vía ferrata, y la última -ya van 6-… con Martin, que se perdió la primera excursión con Ivan, y nos lió para volver.

Muy bonito todo, pero creo que con 6 veces en 2 años es suficiente 🙂

¡Ah! Mikel subió una vez más entre mi quinta y sexta; escalando la Bernalina -un multilargo del que hablaré más adelante- junto a Izaro y Fernando. Yo me quedé cuidando el coche -ni había opción, ni tenía interés, la verdad- y bastante sufrí viéndolos tan lejos del suelo.También volvimos una séptima vez -con mis aitas-; pero decidimos disfrutar de las vistas con un agua fresca desde una terraza con sombrillas. Pero paso a paso… que me atropello.

Si vas, seguro que no puedes evitar echarle una fotito desde el coche cuando la ves aparecer 😛

El tercer monolito más grande del mundo.

Da igual quién te lleve hasta allí -o sino a alguien te encontrarás por el camino con ganas de hablar-… el hecho es que inevitablemente te enterarás de que estás observando el tercer monolito más grande del mundo -por detrás del Pan de Azúcar en Brasil y del Peñón de Gibraltar-.

En realidad, esto es lo que siempre nos han dicho a nosotros, y lo que cuenta la revista de viajes MexicoDesconocido -la más popular (diría yo) del país-, aunque ahora mismo lo estaba verificando en google -todos sabemos que todo lo que dice google es cierto- y parece que la gente no se pone del todo de acuerdo. Algunas webs lo califican como el más grande del mundo, y otras la llegan a posicionar en hasta décimo lugar. Pero vamos, que grande es un rato. 

Aunque esté a más de 2500 metros sobre el nivel del mar, en realidad el ascenso es mucho menor -por suerte para nosotros el valle en sí está muy alto-; en torno a los 300 metros. Por eso, basta con estar medianamente en forma y tener ganas, para subir a admirar las vistas. Y así podrás decir que has visitado el tercer monolito más grande del mundo…

 

Coste de la entrada.

Hasta comienzos de 2019 el acceso -y ascenso- a la Peña era totalmente gratuito, pero meses atrás el municipio Ezequiel Montes -al cual pertenece Bernal- empezó a cobrar entrada.

Desde enero de 2019 hay que pagar 30 pesos (1,5 € aprox.) por subir -a excepción de los niños, los mayores de 60 años y los habitantes del municipio-.

En un principio también se impuso -o se quiso imponer- una tasa de 1.500 pesos (casi 75 €) para aquellos que quisieran escalar la Peña. La medida se sostuvo por menos de una semana, dadas las fuertes quejas de los escaladores de Querétaro; quienes defendían ser la comunidad que más cuida y limpia el entorno que rodea la Peña de Bernal.

A día de hoy -septiembre de 2019- siguen pendientes de tomar una decisión definitiva; y mientras tanto los escaladores pagan 30 pesos como el resto.

Subir a la Peña de Bernal.

Lo recomendable es empezar a subir a primera hora, por dos razones: hay menos gente en el camino y no hace tanto calor. En Querétaro hace calor a mediodía el 99% de los días del año.

Hay 3 opciones -o al menos son 3 las que se me ocurren-.

 

1. POR LIBRE Y CAMINANDO: 

No tiene pérdida. Llegas a la plaza donde están los puestos de gorditas pasando el último estacionamiento, y hay carteles que te indican el inicio del camino. Un par de curvas después -de una pista empedrada de 2 metros de ancho, con puestos de souvenirs y micheladas en el lateral- encontrarás una caseta de madera donde te registras y pagas tu entrada.

A partir de ahí el sendero se vuelve más empinado, y los escalones algo más irregulares y altos. Pero nada que no se pueda hacer con zapatillas. Ni siquiera deportivas… la gente sube con Vans -o del estilo-.

Tras una media hora de paseo -sin descanso; si paras por el camino será algo más de tiempo- llegas al final del “sendero”… y aquí es donde se divide el público.

Verás a gente darse la vuelta, y a otra tanta seguir por las grandes piedras lisas que hay donde termina el barandal. Simplemente sigue tu instinto y zigzaguea hacia arriba -verás gente, o podrás intuir por dónde han pisado antes, porque la piedra está más desgastada- hasta que llegues a una especie de “mirador” natural con una piedra saliente.

¿Donde está todo el mundo haciéndose fotos? Ahí es.

Una semana antes me había comprado unos pies de gato para ver si superaba mi miedo a las alturas, y aquí lo acababa de intentar por primera vez. No funcionó.

Desde ese punto en adelante está prohibido ascender más sin equipo de escalada -hay carteles que lo anuncian, así que no hay peligro de que os equivoquéis y subáis de más jejeje-.

Consejo extra: en el descenso, si veis que la piedra está resbaladiza, es mejor bajar con el culo cerca del suelo… es más fácil mantener el equilibrio. jajajaja.

 

2. ESCALAR / VIA FERRATA CON EQUIPO PROPIO.

Como comentaba, no sé hasta cuándo será libre, pero nosotros tuvimos la suerte de poder subir por nuestra cuenta -y al ser 2018, también sin pagar jeje- hasta la cruz.

La “vía ferrata” comienza donde termina la parte que se puede subir andando. Aunque se puede descender escalando -nuestro amigo Ivan así lo hizo-, lo recomendable es bajar rapelando. Importante -cómo no- revisar que se cuenta con todo lo necesario para ello.

Estas fotos las llevaba Fernando en su móvil en plan orientativo. A saber de dónde han salido…

He entrecomillado lo de “vía ferrata”, porque aunque en las guías de escalada aparece señalizada como una, en realidad no cuenta con el cable ni la instalación típica de las vías ferratas. Se trata de una vía “fácil” a la que han agregado grapas aquí y allá para facilitar el ascenso en los puntos algo más complicados. Pero no hay un cable al que asegurarse mientras subes.

Nuestro caso: gracias Fer 😛

Yo y mi miedo a las alturas subimos atados a una cuerda que aseguraba Fernando -familia y, por suerte para mí, también guía de escalada- por tramos. O sea, él subía una parte, se ataba a una grapa y tensaba la cuerda para que yo subiera detrás. Y así fuimos poco a poco. Mikel y Izaro, en cambio, subieron “sin cuerda”; asegurándose a ratos a las grapas, pero sin una línea. Cosa que pudieron hacer sin problema, pero que no es demasiado recomendable.

Izaro llegando a una grapa. Por si alguien no se imaginaba a lo que me estaba refiriendo =)

En realidad, hemos llegado a ver subir y bajar a gente con botas de cowboy y chaleco vaquero. Como quien sale a tomar un pote el domingo. Pero yo aconsejo ir con mucho cuidado…

La prueba de que llegamos todos bien =)

 

Escalar la Bernalina:

Más de lo mismo. Espero que no tengan Copyright.. 😛 es que me parecían muy necesarias para que se entendiera lo que voy a contar.

La ruta más popular para escalar la Peña es la Bernalina; constituye 6 largos calificados como un 5.9 en dificultad -escala mexicana, ¿entiendo?-. No hace falta decir que no soy una experta en el tema. Pero supongo que quien se esté planteando escalar un multi-largo sabrá de qué se trata… En internet no hay demasiada información, pero sí que se pueden encontrar webs de escalada con especificaciones y demás.

No recuerdo la técnica, pero básicamente subieron 3 con 1 cuerda. Fernando -que hacía las fotos- iba primero, Mikel en medio -con casco azul- e Izaro cerrando -con casco amarillo, al fondo-.
  • Si subes con una cuerda de 70 metros puedes saltarte la primera reunión. Los chicos me contaron -como recordaréis, yo estaba en el parking cuidando del coche- que faltaba una reunión a mitad de camino (esto en mayo de 2018). Es decir, que hubo un momento en que anduvieron apurados de cintas, así que por si acaso igual es mejor llevar unas pocas de sobra. No sé si la habrán arreglado a día de hoy. 

Como comentaba, por el momento el precio en ambos casos -por la ferrata o por la Bernalina- es de 30 pesos por persona. No se sabe hasta cuándo.

 

3. CONTRATAR UN TOUR / UN GUÍA. 

En el mismo pueblo -más concretamente en la cuesta que llega al parking- hay agencias que te ofrecen subir hasta la cruz por unos 1.000 pesos cada uno, en grupos mínimos de 2 personas. Normalmente te llevan por la vía ferrata, y aunque nunca hemos visto cómo hacen para asegurar el camino exactamente, entendemos que el cliente va siempre atado.

También puedes buscar en google o en grupos de facebook si quieres reservar con antelación.

 

El pueblo; compras y gorditas. O gorditas y compras, mejor dicho. 

Tengo la impresión de que subir a la Peña no es más que una excusa para poder ponerte tibio a gorditas una vez que llegas al pueblo. Lo hace todo el mundo. Si es domingo y te vienes arriba, también puedes desayunarlas con cerveza, claro.

Nosotros solíamos ir a un ‘restaurante’ que se llama “El negrito gorditas”; y si había suerte y estaba abierto… íbamos a “El negrito en la azotea”. Que es de los mismos, pero tiene terraza con vistas =)

Esta es la terraza del negrito. Ideal. Aunque es difícil pillarla abierta; no entiendo los horarios.

Paseando por el centro y las calles colindantes encuentras decenas de tiendas donde te venden artesanías, camisas, souvenirs, bolsas de tela, mantas típicas -y no tan típicas también, la verdad-, alfombras… de todo. Los precios son algo elevados a comparación con otros mercados menos turísticos, pero puedes encontrar buenas oportunidades.

 

EXTRA: Fiestas de La Cruz. 

En México, como en muchos países del mundo, el 3 de mayo se celebra el día de la Santa Cruz. Y en Bernal se celebra especialmente.

La semana anterior al 3 de mayo -la verdad, no me quedó claro si siempre lo hacen en domingo- bajan la cruz de la Peña, y la velan en el pueblo en lo que duran los festejos, para volverla a subir el día tercero. En lo que duran las fiestas, el pueblo se llena de puestos de comida, de atracciones de feria y de música. En la plaza central instalan un pequeño escenario para las veladas. Pero lo que más luce -en mi humilde opinión- es el espectáculo de fuegos artificiales, porque el paraje es incomparable.

Mientras el resto escalaban, estuve hablando con una mujer -acompañada de su padre de 90 años- que a pesar de vivir en Tamaulipas -al norte de México- volvía cada año a su Bernal natal para ver cómo subían la Cruz. Vuelve cada año conduciendo con su padre, y se quedan uno o dos días rezando en dirección a la Peña de Bernal.

Le pregunté cómo subían la cruz hasta arriba -porque yo había hecho la vía la víspera y no me pareció moco de pavo como para cargar con 85 kilos, gracias San Google-, pero no supo darme detalles. Lo cierto es que me había quedado con la duda sobrevolando mi mente ahora ahora- diréis que tengo problemas de concentración, y puede que no estéis demasiado equivocados- porque nunca me decidí a investigarlo. Va para año y medio ya de esto.

Pues bien, lo he estudiado a fondo y resulta… que forman una cadena de unos 50 hombres y se la van pasando unos a otros. Tachán. No voy a robar fotos de internet, pero si os pica la curiosidad teclead en google ‘subida de la cruz peña de bernal” y os saldrán las imágenes. Mola.

 

En coche; dónde aparcar.

El mayor negocio de Bernal -además de las gorditas y la cerveza, claro- deben ser los estacionamientos. El pueblo está llego de parkings descubiertos con un precio que va desde los 50 pesos el par de horas a los 200 pesos por toda una mañana (entre 2,5 y 10 €). Es cuestión de preguntar a la entrada.

De todos modos, nosotros siempre aparcamos en la calle de forma gratuita. La clave: llegar antes de las 10 de la mañana. El “inconveniente”: que tienes que subir la cuesta que va al estacionamiento de la Peña. Pero a eso vamos, ¿no? Del centro de Bernal al inicio de la subida para la Peña son solo 10-15 minutos andando.

Nosotros aparcamos en la zona donde he marcado la P (de Parking) en azul. Parece que está muy a las afueras, pero en realidad son 3 calles de nada.

Acampar en la Peña de Bernal:

La vez que fuimos a escalar acampamos en el mismo parking de la Peña; que es gravilla, así que no es lo más cómodo si vas sin esterilla como nosotros, pero las vistas con bonitas.

En realidad pagamos los 200 pesos por dejar el coche a lo largo de la noche y el día siguiente, creo. No había nadie más acampando, así que el arreglo fue directamente con el vigilante del estacionamiento. También nos consiguió unos baños; habló con unos vecinos para que dejaran abiertos sus WC públicos durante la noche, así que no estuvo tan mal.

Al día siguiente, de casualidad, encontramos un parking del estilo -y gratuito- en la carretera que va hacia Chichido, pero no nos quedamos a dormir, así que no puedo decir mucho más.

Chichido es un camping/hostal/hotel del otro lado de la Peña de Bernal, muy popular entre escaladores. De hecho, en el paseo -de una media hora- que va del hotel a la Peña hay muchísimas vías de deportiva. El acceso cuesta 70 pesos por persona en fin de semana.

 

Cómo llegar en autobús.

Las claves son San Juan del Río -si viajas desde la Ciudad de México- y Tolimán -si ya estás en Querétaro. Una vez en marcha, solo es saltar de un autobús a otro, y seguro que los vecinos que encuentres a bordo de los buses están encantados de indicarte. Más que nada, porque en cuanto a transporte se refiere… en Querétaro las líneas pequeñas no llevan un grandioso orden que se diga.

Para las largas distancias están la compañía Primera Plus -la más cómoda aunque algo más cara- o los autobuses Coordinados -un poco más económicos y sin baño a bordo. Ambos tienen web online donde puedes ver horarios y tarifas, y también reservar con antelación.

Si tienes opción de ir en coche, normalmente será suficiente con medio día para la excursión completa. Si en cambio viajas en autobús es recomendable reservar el día entero si vas desde Querétaro, y el fin de semana si quieres llegar desde la Ciudad de México.

Cuando casi fuimos, PERO NO: los Pueblos Mágicos. 

En México existe un programa de la Secretaría de Turismo llamado Pueblos Mágicos, que recoge un listado de localidades especiales por tener atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, etcétera.

Espero que nadie se ofenda con este comentario, pero en realidad -o esa es nuestra impresión- son poco más o menos pueblos cuidados con plazas cuquis. Luego ya cada uno tendrá más o menos historia; eso está claro. Pero ser, son pueblo bonitos y coquetos.

El tema es, que al poco de llegar a la Ciudad de México, Mikel y yo nos subimos en un autobús con dirección a San Juan del Río, emocionados por conocer los Pueblos Mágicos de Querétaro. Y así llegamos primero a Tequisquiapan y después a Cadereyta.

Primero Tequisquiapan; que por cierto, lo escriben en un montón de sitios como TX (te equis jajaja).
Y Cadereyta. Están cerca el uno del otro.

Ya en Cadereyta, dudamos si saltar de autobús en autobús para llegar a la Peña de Bernal, porque al día siguiente se acababa el puente y teníamos que volver a la CDMX. Al final descartamos la idea, porque además de las mochilas, llevábamos a cuestas una olla de barro que compramos en Tequis -jejeje- y hacía calor para subir a pleno sol y cargados hasta arriba.

Y menos mal. Quién nos iba a decir por aquel entonces, que acabaríamos subiendo a la dichosa Peña de Bernal taaaantas veces, ¿eh?

Las vueltas que da la vida, oye.

Y las que le quedan por dar 😀

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